MLC: Un legado desde las comunidades, para las comunidades

El Modelo Monitoreo Liderado por la Comunidad -MLC- de ITPC-LATCA / ALEP+PC concluye tras tres ciclos consecutivos en Bolivia, Ecuador y Costa Rica, dejando una huella profunda en la forma en que las comunidades se relacionan con los sistemas de salud. Durante estos años, personas con VIH y poblaciones clave asumieron el rol de protagonistas, generando datos, evidencias y propuestas como catalizadores de cambio.

El MLC permitió evidenciar barreras en acceso de medicamentos, tiempos de espera, trato digno y confidencialidad, pero también mostró oportunidades para mejorar la calidad de los servicios. Con cada ciclo, la voz comunitaria se consolidó como fuente de credibilidad ante autoridades de salud, generando confianza y sentando las bases de políticas inclusivas. Se validaron protocolos, se fortaleció la descentralizaron de servicios, se impulsaron brigadas móviles y se capacitó a personal de salud en atención libre de estigma y discriminación.

La participación activa de las comunidades no solo visibilizó problemas, sino que impulsó soluciones. Hoy existe una capacidad instalada en líderes comunitarios, redes y organizaciones que saben recolectar, analizar y presentar valiosa información técnica. Esta fortaleza convierte al MLC en una herramienta no solo de monitoreo, sino de incidencia política y social.

El legado del MLC trasciende los indicadores: es la convicción de que los sistemas de salud pueden llegar a ser sostenibles si integran la experiencia y la voz de quienes viven con VIH y de las poblaciones más afectadas. Las lecciones demuestran que el diálogo entre comunidades, personal médico y autoridades genera respuestas más humanas, inclusivas y eficaces.

Sin embargo, los retos siguen presentes. La continuidad en la entrega de tratamientos, la garantía de confidencialidad y la erradicación del estigma y la discriminación son desafíos que requieren voluntad política, financiamiento y la fuerza del activismo comunitario.

El cierre del proyecto no significa un final, sino un punto de partida para seguir construyendo sistemas de salud más justos. El espíritu del MLC se mantiene vivo en su lema: ¡Desde las comunidades, para las comunidades! Un recordatorio de que la transformación comienza cuando quienes viven la realidad participan directamente en diseñar las soluciones.

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